miércoles, 9 de julio de 2014

Pepa a corto plazo

Por todos es bien sabido que no soy experta en aclararme.
No solo se me hace un mundo elegir entre dos colores, dos modelos de zapatillas, dos cortes de pelo y trivialidades del estilo, sino que soy incapaz de decidir lo que siento hacia una persona. Yo siempre digo que no me gusta poner nombres. Y no es que sea mentira aunque tampoco es cierto. Me explico. Es cierto que no pongo etiquetas ni nombres, pero claro: ¿Cómo poner nombre a algo que realmente no identifico? Y me digo: bien. Analiza lo que sientes. Ponle un nombre. ¡Aclárate, mujer! ¡Ellos lo hacen! Pero no. Lo que me pasa es que sencillamente no puedo hablar de algo que varía cada día. Ese algo que pasa de estar cerca del amor a ser "solo" atracción, y después cariño, va al casiamor de nuevo, y a la odiosa indiferencia. Sí. Soy emocionalmente inestable de una forma terrible y eso me asusta terriblemente. Deseo algo con fuerza, lo visualizo (quizá idealizo), peleo por ello (o hago como que peleo) y lo termino consiguiendo. Y lo tengo. Y lo tengo. Y lo tengo. ¿Y bien? Ojalá me decepcionara o me sorprendiera, me doliera o causara cualquier efecto en mí. Pero no, simplemente está, y he de quedarme viviendo de recuerdos que ya no sé si fueron o se inventaron así mismos entre expectativas sucias y mal dibujadas. Y ahí en ese punto estoy ahora, y lo sé, es mi culpa y solo mía. Mía porque lejos de tener un problema de inestabilidad, yo soy ese problema. Incluso hacia mí misma. Hay días que subo esas escaleras y me adoro. Soy locuaz, madura, y aunque sigo siendo un pozo sin fondo de dudas, sé aprovecharme de ellas y me inspira mi propia indecisión hasta el punto en el que me río de esas dudas y nos vamos todas juntas a tomar un algo. O dos. Y bueno, otros días me odio, no me aguanto y no me puedo ni ver. Odio mi nariz, mi ropa, mi carácter. Me encuentro ridícula y soy menos que nadie y se me olvida lo genial que puedo llegar a resultar. Sí, hoy es uno de esos días en los que siento casiamor por mí. Y me siento ambiciosa y afortunada, y creo que me he ganado a pulso un gran porcentaje de las cosas que tengo, y mi nariz es menos fea y parece que me ha crecido el pelo.

Supongo que he de empezar a vivir al día y sacar partido a esta (¿queréis nombres?) Pepa de hoy (Pepa aunque puede que para ti sea algo similar a la felicidad), aunque sea una Pepa muy pero que muy fugaz. Y ya en un rato lloraré, y sentiré Paca. Y después Mateo. Porque no tengo remedio. Y no sé muy bien si lo quiero.

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